Por Juan Pérez Medina.
Xóchitl Gálvez se fue a los Estados Unidos al iniciar el mes de febrero, para reunirse con funcionarios y congresistas de ese país. Sus anfitriones, los más recalcitrantes derechistas de ambos partidos, la escucharon. Luego a su regreso, el New York Times inició la campaña de desprestigio en contra del presidente, acusándolo de haber recibido recursos de procedencia ilícita en la campaña de 2006, reviviendo una investigación que, en su momento, no arrojó nada fehaciente y se había cerrado. La fuente en que la nota de este diario basó la información fue la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), la cual no pudo comprobar dichas acusaciones en su momento.
La aparición de la nota de referencia fue el anuncio de lo que será la línea más relevante y casi única, por donde transitará la oposición durante los días de campaña electoral. Los medios de comunicación y las redes sociales se alinearon dando rienda suelta a la nota y han mantenido, con el uso descarado de Bots, la falsa acusación contra AMLO.
Desde 22 de febrero, fecha en que apareció la nota del New York Times, hasta la fecha, la palabra “narcopresidente” alcanzó en las redes sociales 200 millones de menciones, todo con el objetivo de colocar en el subconsciente de la gente la creencia de que AMLO y su gobierno tienen relaciones con los grupos delincuenciales que actúan en el país. Para alcanzar esta cifra escalofriante, la derecha utiliza BOTS, que son esencialmente algoritmos que se ejecutan en una red y utilizan servicios basados en Internet para comunicarse. Realizan una amplia gama de tareas y pueden utilizarse para generar mensajes automáticamente, difundir ideas, seguir a otros usuarios e incluso crear cuentas falsas para ganar seguidores. Por ejemplo, rastrean Internet en busca de direcciones de correo electrónico y envían mensajes de spam en grandes lotes o crean cuentas falsas para publicar información engañosa en foros y redes sociales.
Como consecuencia de ello, y no menos importante, se han usado los hechos violentos y lamentables que se suscitan en el territorio nacional, para crear la idea de que la violencia crece día con día, al amparo del presidente y con la complacencia de las fuerzas armadas y la guardia nacional.
Los medios monopólicos de comunicación (Televisa, Tv Azteca, Milenio, Reforma, Latinus y el Universal entre otros), se han dedicado de forma por demás sincronizada a exaltar este tipo de hechos lamentables, usando la información para denigrar el desempeño del actual gobierno de forma por demás deliberada.
La derecha está ya en acción con el objetivo de debilitar la fuerza que la Cuarta Transformación tiene hoy, para tratar de lograr disminuir la amplia ventaja que existe con respecto de su magra candidata. A través de la historia se ha comprobado que a la oligarquía y su clase no le interesa la vida y, si es necesario afectarla, no lo dudan. No se debe considerar casual que se generen actos violentos crecientes en estos días electorales, pues son necesarios para hacer que la tesis de la violencia y el narco gobierno que la consiente se aniden en el imaginario colectivo y hagan que la candidata Claudia Sheinbaum disminuya en las preferencias. Es decir, no debe tomarse a la ligera el aumento de actos violentos en el marco de la campaña y su uso político en extremo, por parte de la oposición.
Es indispensable estar atentos, observando las circunstancias cotidianas, podríamos estar padeciendo una ola de violencia orquestada desde la derecha con el patrocinio de los Estados Unidos y el uso de los grupos delincuenciales, con la intención de enrarecer el clima electoral y beneficiarse de ello.
La campaña iniciada por The New York Times con la publicación de esa nota, ha sido la señal de arranque de una estrategia mediática para intentar posicionar a Gálvez, acortar la ventaja de Claudia y destruir el prestigio del gobierno de AMLO. Sabedores de que es casi imposible que ganen la elección presidencial, apuestan a impedir que se alcance el control del congreso para llevar a cabo las reformas constitucionales que echen para atrás las que ellos llevaron a cabo en los más de 30 años de neoliberalismo.
Los trabajadores y sus familias, quienes logramos derrotar en 2018 a la casta política y su clase, no debemos confundirnos. Es necesario que no olvidemos. Qué recordemos lo que nos hizo votar en contra de los adversarios, hoy oposición, y que tengamos claro que ellos no deben volver más, ni desde sus partidos, ni camuflajeados de Cuatro T., la campaña oligárquica está en marcha, por lo que debemos estar atentos y actuantes para repeler sus embates llenos de mentiras y moralmente inhumanos. Todo ello, a pesar de los enormes errores que el partido morena viene haciendo con la designación de candidatos (la inmensa mayoría ajenos a la ideología que le dio origen), comenzando por su presidente, Mario Delgado.
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