Por Óscar Tapia Campos
(Fotos: Alejanndro Napoles)
MORELIA, MICHOACÁN, MÉXICO: Isaac Fonseca cayó muy bien parado en el Palacio del Arte, Sagrario de los Consagrados, de su tierra natal, el sábado anterior. El diestro michoacano conectó con el respetable desde que se abrió de capa e hizo lo que tenía que hacer para mantener el interés, la conexión y el respaldo de su gente al darles las lidias adecuadas y estructurar las faenas necesarias a cada uno de los 4 toros, nada fáciles, por cierto, de Torreón de Cañas, los que le pidieron sus cartas credenciales y él se las extendió con valor, entereza, solvencia y contundencia, para acumular 5 orejas que le significaron una puerta grande acompañado por una multitud que lo vitoreaba.
REJONEADORA
Por su parte, la rejoneadora Estefanía Uribe, debutó como novillera con un astado muy difícil de la ganadería de Zacatepec, ante el que dejó ver sus cualidades como jineta y torera a caballo, lamentablemente no pudo redondear con los rejones. Buena, poderosa y bella su cuadra de jacas, la mayoría con el fierro de Pablo Hermoso de Mendoza.
Ante el cuarto de la tarde, la bella amazona mejoró mucho, ya por sus cualidades y virtudes, ya porque el novillo de Marrón que le salió de los corrales resultó muy bueno y ella lo supo llevar. A uno y otro novillo los descabelló el matador Alfredo López “Yiyo”, quien actuó en calidad de sobresaliente.
MEDIA PLAZA
Buena entrada en el Palacio del Arte, ese magnífico escenario techado que se ubica en el Oriente Moreliano. En calidad de juez de plaza fungió el ingeniero Víctor Alanís, quien aplicó el reglamento con puntualidad y no regaló ni escatimo los premios. En lo musical se hizo escuchar sonora y artísticamente la Banda Sinfónica Juvenil Músicos de Tiríndaro. La del sábado próximo pasado en tan singular coso fue una corrida mixta con causa realizada bajo los auspicios de la Fundación Ángeles Taurinos. El matador Isaac Fonseca donó el total de sus emolumentos a la Casa Hogar Morelia y, la empresaria Tomasina, determinó entregar las carnes de toros y novillos al banco de Alimentos de Michoacán.
FONSECA
Ante el primero de su lote, segundo de la tarde, “Figurón” de nombre, un toro justito de edad, peso y trapío que resultó ríspido, rajado ante el caballo, distraído y que iba con la cara arriba, el Huracán de Morelia le dio su saludo capotero con verónicas, chicuelinas y una media elocuente. Su faena de muleta fue diversa, a saber, derechazos largos, pases de pecho, naturales con la mirada en los tendidos, dosantinas, molinetes, un trincherazo y doblones muy toreros. Mató de estocada en buen sitio. Una oreja. Le brindó al matador Alberto Ortega, quien lucha por su vida luego de grave la cornada que sufrió el pasado 10 de febrero en la Plaza de Toros Ranchero Aguilar de Apizaco, Tlaxcala.
A “Valeroso”, toro de 487 kilos, lo recibió con verónicas y le pintureó chicuelinas muy ceñidas, revolera y una media. A la pica lo llevó con chicuelinas andantes. Con la franela dibujó estatuarios, un cambiado por la espalda y el del desdén. Estructuró buenas tandas por su perfil diestro que luego del martinete remató con el forzado de pecho. Cerró toreando por alto, siempre dueño de situación y circunstancia. Metió estocada desprendidita que hizo rodar inmediatamente al de Torreón de Cañas. Una oreja.
Su tercero fue “Carrascalero”, un bello burraco de 450 kilos, toro desentendido, suelto, distraído, débil y de poco recorrido al que recibió con larga cambiada de rodillas. Le concedió un quite al matador Gerardo Sánchez, quien fungió como sobresaliente. El diestro tlaxcalteca pintureó una serie de chicuelinas que remató con brillante revolera. Fonseca ordenó solo un puyazo, pero el toro se vino a menos porque clavó la cornamenta en la arena y dio vuelta de campana que mermó sus de por sí limitadas facultades. Fonseca le esculpió péndulos por atrás y por delante, de hinojos y de pie, derechazo y naturales. le metió un cuarto de toledana, suficiente para que doblara. Una oreja protestada.
Moreliano fue el nombre del cierra plaza, un toro justo de presencia y peso al que el discípulo de los matadores Jacobo Hernández y Carlos Aragón Cancela saludó capoteramente con una larga cambiada de rodillas, chicuelinas muy ceñidas y el pase del desdén. Abrió el tercer tercio de hinojos con derechazos largos, de aquí hasta allá. El toro vino a menos y empaletó al diestro que, sin verse el vestido, se levantó para redondear su faena, estocada en buen sitio. Para dos orejas muy merecidas. Así sea.
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